Visitamos la Casa-Museo de Vicente Blasco Ibáñez y la de Conchita Piquer
El pasado 6 de julio los residentes salimos de la Residencia San José para visitar varias Casa-Museo.
Íbamos muy bien acompañados por personal del centro y familiares de algunos residentes.
Nuestra primera parada: Visitamos la Casa-Museo Blasco Ibáñez
En la playa de la Malvarrosa, en un enclave privilegiado, por sus vistas al mar y los frondosos jardines que lo rodean, se encuentra la Casa-Museo Blasco Ibáñez.
Allí estuvimos casi una hora.
Primero vimos la planta baja, dedicada a las obras literarias de Vicente Blasco Ibáñez. Pudimos ver también una exposición de la historia de su vida en fotografías y artículos.
El residente Jaime, experto en sus novelas, puesto que se las ha leído todas, nos recomendó Flor de Mayo, además de contarnos anécdotas sobre su vida y comentarnos cómo fueron traidos sus restos desde Francia, él estuvo en el homenaje que le dedicaron en Valencia junto a su padre cuando era pequeño. Fue también él quien firmó el libro de visitas, dejando constancia escrita de nuestro paso por la Casa-Museo.
En la segunda planta, se encontraba una selección de objetos personales, muebles de época, cuadros y otros enseres que pertenecieron a él y a su familia. Fue esta parte de la Casa-Museo lo que más nos gustó a todos, sobretodo porque había cosas muy bonitas, y de época que nos recordaron otros tiempos.
Antes de irnos, tomamos un pequeño refrigerio en los jardines, de fondo el sonido del mar, nos envolvía la brisa marina, el sol nos iluminaba, y nosotros disfrutábamos, en una mano un zumo y en la otra una empanadilla, gentileza de la hija de Teresa, ¡estaban buenísimas!
Nuestra segunda parada: Visitamos la Casa-Museo de Conchita Piquer
En la calle Ruaya de Valencia se encuentra esta bonita Casa-Museo de dos plantas.
La planta inferior estaba dedicada a su vida de artista, allí estaban sus maletas, nada más entrar, para que todo el mundo que vaya sepa que lo de los baúles de la Piquer es cierto. También estaban sus vestidos, los más bonitos, expuestos en vitrinas, preciosos. Había un tocador con sus objetos de belleza, sus cepillos, su polvareda, otros enseres, algunos pendientes, algún que otro collar, en fin, aquello que necesita una artista de su categoría para salir al escenario.
En la planta superior nos encontramos su hogar, recogido y sencillo, pero sobretodo cálido. Era una típica casa valenciana del siglo pasado, que les hizo recordar a nuestros mayores cómo se vivía en aquel tiempo. Nos llamó sobretodo la atención una depuradora de agua de porcelana que había en el salón, no todo el mundo en aquel entonces podía tener una...
Y después, de vuelta al autocar y a nuestra casa, la Residencia San José de Burjassot.